Una silla ergonómica es la que se puede adaptar al cuerpo de una persona, teniendo en cuenta sus características físicas para poder repartir la presión de manera equilibrada.
Para no sufrir de dolor de espalda y bajar los niveles de estrés, una silla debería tener las siguientes características:
Regulación de altura en el asiento
Dependiendo de la altura de la persona y de la mesa y el monitor, el asiento deberá poder subirse o bajarse, de modo que los ojos de la persona estén unos centímetros por encima del monitor.
Regulación del asiento en profundidad
Es necesario dejar un espacio libre entre la parte interior de la rodilla y el borde del asiento para favorecer la circulación sanguínea (especialmente el retorno venoso) y evitar las varices.
Respaldo reclinable
Poder ajustar el respaldo ayuda a una correcta postura y al apoyo de la espalda sobre el mismo. Es fundamental para evitar un dolor de espalda que puede volverse crónico.
Diseño adaptable
Una silla debe contar con una prominencia lumbar, que mantiene la columna alineada y protege la zona lumbar. Esta prominencia aporta un apoyo estable y promueve una postura natural.
Debe contar un mecanismo sincro automático, donde el asiento y respaldo vayan contigo en todos tus movimientos y se adapte perfectamente a tu peso y morfología.
Los brazos deberían ser regulables no sólo en altura , si no también en anchura y profundidad para poder usarlos de apoyo en todas tus actividades.
Antiestática
Esto significa que el material con el que está construida favorezca la disipación de la electricidad estática, y para ello deben tener un marcado ESD que evite la circulación de una corriente eléctrica momentánea y repentina.